La sopa de tortilla de pollo, o sopa de tortilla, es un alimento básico tanto de la cocina tradicional mexicana como de la vibrante escena gastronómica Tex-Mex. Este plato no es sólo una comida; es un remedio, un alimento reconfortante y una explosión de sabor, todo en un solo plato. Para muchos, como los criados en Texas, es la primera sopa a la que recurren cuando les ataca una enfermedad; solo rivaliza con el pho vietnamita en su poder reconstituyente.
Por qué es importante esta sopa: La sopa de tortilla representa una mezcla de culturas y tradiciones culinarias. Sus raíces se encuentran en la Ciudad de México, pero su popularidad en los Estados Unidos, particularmente en estados como Texas, lo ha convertido en una parte integral del panorama gastronómico local. El atractivo duradero del plato habla de su versatilidad y capacidad de adaptación conservando sus sabores principales.
El Secreto está en las Tortillas
La clave para una sopa de tortilla verdaderamente excepcional reside en la técnica de freír las tiras de tortilla de maíz directamente en el aceite de cocina. Esto le da al caldo un profundo sabor a maíz tostado, similar a cómo el aceite de sésamo realza los platos asiáticos. Las tiras de tortilla crujientes resultantes sirven como aderezo crujiente característico, elevando la experiencia de textura.
El proceso es simple, pero efectivo: Fríe las tortillas de maíz en rodajas finas hasta que estén doradas y crujientes. Reserve el aceite aromatizado para saltear los aromáticos, asegurándose de que cada capa de la sopa lleve esa esencia distintiva de maíz.
Construyendo sabor desde cero
Esta sopa no se trata de atajos. La base del sabor proviene de sudar cuidadosamente aromáticos como cebollas, poblanos, ajo y tallos de cilantro en el aceite con infusión de tortilla. Especias como el chile ancho en polvo, el comino y el orégano añaden profundidad y calidez.
Los ingredientes funcionan juntos:
- Tortillas: La estrella del espectáculo, fritas a la perfección para darle textura y sabor.
- Aromáticos: Los tallos de cebolla, poblanos, ajo y cilantro crean una base robusta.
- Especias: El chile ancho en polvo proporciona un dulzor ahumado.
- Pollo: Un pollo asado ofrece comodidad y una carne perfectamente cocida.
Receta paso a paso
- Freír las Tortillas: Calienta aceite neutro en una cacerola y fríe las tortillas de maíz en rodajas finas hasta que estén doradas y crujientes. Sazone con sal.
- Saltear los aromáticos: Use el aceite infundido para saltear la cebolla picada, los chiles poblanos, el ajo y los tallos de cilantro hasta que se ablanden y se doren ligeramente.
- Especias florales: Agregue el chile ancho en polvo, el comino, el orégano y la sal y cocine por un minuto hasta que esté fragante.
- Prepare la sopa: Agregue el caldo de pollo, el pollo cocido desmenuzado, el maíz congelado, los tomates triturados y el agua. Deje hervir y luego cocine a fuego lento durante 15 a 20 minutos para mezclar los sabores.
- Terminar y servir: Agregue el jugo de limón fresco. Sirva con tiras de tortilla crujientes y los aderezos deseados (queso rallado, aguacate cortado en cubitos, cilantro).
Más allá de lo básico
Para una sopa más espesa, agregue masa harina durante la etapa de especias. Cambie el orégano por epazote si está disponible. El maíz tostado al fuego congelado agrega un toque ahumado y un jalapeño cortado en cubitos aumenta el picante. Si hay poco tiempo, los chips de tortilla triturados pueden sustituir las tiras fritas, aunque se echará de menos la infusión de aceite.
Almacenamiento: La sopa se puede refrigerar hasta por 4 días o congelar hasta por 3 meses. Las tiras de tortilla se mantienen crujientes hasta por 4 días a temperatura ambiente.
Esta sopa no es sólo una comida; es una experiencia. La combinación de sabores y texturas, desde las crujientes tortillas hasta el rico caldo, lo convierte en un plato reconfortante y saciante que resiste el paso del tiempo.





























